... y mi cocina mucho más bonita, dónde va a parar. Porque, por mucho que yo me empeñe y quiera tener una cocina como ésta...
... la cruda realidad es que mi cocina es más bien así...
... la cruda realidad es que mi cocina es más bien así...
... de pequeña, digo, porque de bonita la de la imagen es mucho más cuca que la mía con diferencia. A lo que voy es que mi cocina es mínimal, por resumirlo de alguna manera, y fea, como ella sola. Tengo un considerable problema de espacio, tanto es así, que si estoy en ella cocinando no cabe nadie más, y muchos de los cacharros de cocina los tengo repartidos en diferentes puntos de la casa, que por otro lado, también es mínimal. A lo que se le suma que la cocina en sí es feahorrendahorrorosahorripilante. Las dos características que nadie en su sano juicio buscaría en una cocina en cualquier cosa, pequeña y fea.
Por eso cuando veo un catálogo de Ikea, me pongo mala. Mala y verde, de envidia. Todas esas imágenes bucólicas de cocinas maravillosas llenas de espacio, cada cosa en su sitio, ordenado, a las que no les falta detalle, con todos esos aparatos, que si el saca pulpa, la lavalechuga, el exprime arándanos, que en mi mente se dispara el "loquieroloquieroloquiero" y me resulta muy difícil decirme a mí misma que no, que no se puede. Los catálogos de Ikea hacen pupa, mucha pupa.
de aquí No lo habráis, no caigáis en la trampa, este catálogo es el maaaal para dueñ@s de cocinas pequeñas |
Cuando visito otros blogs me pregunto como es posible que pueda sobrevivir en mi día a día sin todos esos artefactos cocineriles tan estupendos.
Y es que ya sabemos todos que la delgada línea que separa el querer con el poder la mayoría de veces resulta ser un abismo, en mi caso, insalvable de momento. Si no hay espacio, no hay cachivaches, y punto. Cada día me lo digo a mi misma frente al espejo para concienciarme.
Pero en fin, no me voy a poner negativa, que para eso ya están los telediarios, y como soñar es gratis, soñemos...
La Thermomix
Que os voy a decir de ella que no sepáis. Hace de todo menos hablar, lo mismo te plancha un huevo que te fríe una camisa :P. Robot apañao donde los haya, levanta verdaderas pasiones entre los cocinillas y los cocineros, habiendo incluso blogs dedicados solamente a cocinar con este artefacto. Muchos pros pero dos grandes contras, el precio y el dónde lo meto. No digo más.
La Kitchen Aid
Otra maquinita que levanta pasiones y provoca fiebres. Y no me extraña, ya que, además de amasar y batir de todo, ¿no os parece boniquérrima? A diferencia de la Thmmx que a veces me parece más una máquina del tiempo que un robot de cocina, la KA tiene un estilismo años 50-60 que enamora, vamos, que podría aparecer en la cocina de Betty Draper Francis y no desentonaría ni un ápice.
Nos olvidamos un poco de los cables y doy paso a una máquina manual. No todo tiene que ir enchufado, hay vida más allá de la electricidad o eso dicen los Amish. Como buena amante de las croquetas de todos los sabores posibles, esta máquina para mí sería mi mejor aliada. Lejos quedaría hacer las croquetas en modo engorroso, dícese de cuando te llenas de masa hasta las cejas para hacer unas tristes croquetillas. Pero ¿dónde la meto? Creo que en el altillo me queda un hueco....
La máquina de hacer pasta
Adoro la pasta, en casa nos encanta, y no me quiero imaginar el placer que sería poder comerla fresca. Y no digo que sea imprescindible esta maquina para hacer pasta fresca, pero si muy necesaria para no tardar un día entero en hacer espaguetti para comerlos en 30 minutos.
Cocotte
Después de ver estas ollas hasta en la sopa, y enamorarme de ellas foto tras foto, sólo puedo decir ¡Ésta cae! ya lo creo, si no para mi cumple que es mañana, para Reyes, sí o sí. Ya me encargaré yo de que sus Majestades dejen un huequito en las alforjas de los camellos, iré pensando en la manera de sobornarlos, se aceptan ideas... y si no, me cambio al gordo de rojo, que aunque sera guiri y no hablemos el mismo idioma, con un par de chupitos de orujo me lo meto en el bolsillo Muaahhhahahahahahahahahahah
Para las que tengáis la suerte de tener una cocina tamaño normal, espero que esta lista de deseos os sirva para la Navidad que ya está al caer, y para las que como yo sufrís el calvario de tener una cocinasupermegamini en la que no os cabe ya ni el olor a quemado, os dejo una frase de John Stuart Mill que yo llevo un tiempo repitiendo todos los días como un mantra:
"He aprendido a buscar mi felicidad limitando mis deseos en vez de satisfacerlos"
... por lo menos hasta que pase la tormenta.
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